Juan Kruz Lakasta
según parece, al concejal de Bienestar Social de esta gloriosa ciudad, Javier Lorente, le han regalado un manual de autoayuda para gobernantes conservadores. Título:Cómo acabar con las listas de espera en dos patadas. Subtítulo: Y te sobra una . Consta de 200 páginas. De ellas 199 están en blanco, y sirven para tomar notas, apuntar citas o practicar el noble arte de la papiroflexia. En la otra sólo vienen escritas un par de líneas. "Primera patada: reduce el tiempo de atención al ciudadano cuanto haga falta sin preocuparte por la calidad del servicio. Segunda patada: relájate y disfruta". El pasado lunes 23 de febrero, llegó el tejerazo... perdón, el tijeretazo a Bienestar Social. Ordenaron a los trabajadores sociales que en adelante reduzcan de 40 a 25 minutos el tiempo dedicado a cada ciudadano en primera atención. Habida cuenta que hacen falta 10 minutos para redactar el informe correspondiente, el tiempo de atención directa al solicitante de ayuda queda limitado a 15 minutos. Un cuarto de hora. Terrible. La medida llega acompañada de la contratación de un trabajador social de apoyo, claramente insuficiente para una plantilla de 36 profesionales desbordados ante un panorama social degradado por la crisis. La mayoría de las veces, la gente llega a las unidades de barrio con graves problemas de desarraigo, malos tratos, desatención a menores, exclusión social. No les resulta fácil contar lo que les ocurre. Conversar con ellos tranquilamente es fundamental para poder averiguar lo que les sucede realmente. En 15 minutos es prácticamente imposible, a no ser que se actúe de manera inhumana: "Tengo problemas con mi marido...". "Muy bien, señora, pero no se enrolle y vaya al grano: ¿Es usted ludópata?, ¿es él alcohólico?, ¿le pega?, ¿todo a la vez?". Tendría gracia si no fuera terrible. Resulta evidente que los nuevos tiempos de atención suponen una merma considerable en la calidad de un servicio tan básico y sensible como éste. Parece claro que esa no es la preocupación principal del concejal del ramo. La prioridad no es atender bien a los ciudadanos menos favorecidos sino que el edil regionalista no reciba críticas por las listas de espera. El bienestar particular prima una vez más sobre el bienestar social. Resulta especialmente preocupante por ser la primera gran medida tras la traumática y digital remodelación del área. Lo mismo la siguiente es reducir el tiempo de atención a cinco minutos para convertir el viejo mal chiste en pésima realidad: "Me siento mal". "Pues siéntese usted bien".
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