viernes, 6 de febrero de 2009

No dije Diego, dije digo


Xabier Silveira

Hablar de la Virgen como progenitora de otro ser humano es no querer tomarse en serio nada, nada en serio. Hablar del hijo de una virgen es, como poco, ponerse a la altura de quien asegura haber sido raptado -abducido- por seres extraterrestres. Algo un tanto extraño, al menos extraño, seamos sinceros. Pero, a diferencia de lo que muchos cristianos sí han hecho conmigo yo no juzgo a nadie por comulgar o no con una u otra creencia. Discrepo, e incluso discuto si se me ofrece una distendida ocasión con quienes entienden la Biblia como un retrato de una realidad pasada; por lo obvio de la metáfora atemporal que son los textos más que nada, sobre todo reflejada en el nuevo testamento.

Pero los Pilatos son raza eterna y fui acusado por un fiscal de la Audiencia de Donostia de haber atentado contra el sentimiento católico por escribir «Me cago en la virgen», artículo publicado en este mi amplificador en diciembre de 2006, octavo día. El defensor de los navarros en Madrid por aquel entonces, Del Burgo, fue quien lanzó la primera piedra en «Libertad Digital» y a ello siguió una catarata de comentarios en foros, opiniones en blogs y amenazas de todo tipo en mi correo, pagina web, etcétera.

No pasaría el tema a mayores si el ilustre caballero don Fernando Vila Blanco no sufriera un arrebato de legalidad, allá en La Coruña, pataleta que terminó en formato email -«les solicito procedan de acuerdo a la ley», decía el gallego- en la Fiscalía General del Estado, siendo remitido por esta última a la fiscalía de Donostia. Y ya está. El fiscal más listo del mundo, que es de Donostia, de Berío, creo, vio en mí la posibilidad del gordo. ¡Que vivo el tío!

Que yo me cague en la virgen es delito; que alguien tenga por profesión hacer de nuestras vidas una mierda, no. ¡Qué bonito! Si yo escribo me cago en la virgen estoy incurriendo en delito, cuando en el Estado español me cago en la virgen es, probablemente junto a me cago en dios, la frase hecha más utilizada a diario por cualquier usuario básico de la lengua castellana, entre los que incluyo a miles de cristianos y/o católicos.

Cada vez que en la televisión emiten eventos deportivos que obtienen cotas de audiencia millonarias y alguno o varios de los protagonistas exclaman ante la cámara me cago en la virgen ¿también incurren en delito, señor fiscal? ¿No será que todas las referencias que el email del señor Vila Blanco hace a ETA -incluso me llama proetarra, el gallego- convierten mi lápiz en culpable de blasfemia?

Cualquiera con dos dedos de frente se dará cuenta al leer me cago en la virgen que para nada se utiliza la susodicha expresión para ofender a la comunidad católica. Ninguna organización interpuso denuncia alguna y hoy, ayer, he sido sometido a juicio. Todo se verá, paciencia. La libertad de expresion a merced de una opinion. Antes muerto que callado.

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