Javier Eder
a naturaleza supera al arte, siempre, como vuelve a demostrar el caso del onorabilesenatore López Borderías. En Monstruos de hoy , película satírica de los 60, un político italiano vive con perfecta naturalidad y grandes dosis de dignidad -onore e dignità- la disociación, difícil de comprender entre los simples y romos votantes, que supone estar a la vez en la cosa pública y en la promoción privada. En octubre pasado, muy digno, el ex consejero de Obras Públicas López Borderías, que compaginó la política con la promoción de negocios particulares, si bien distinguiendo meridianamente entre el bien público de Navarra y el bien propio, reclamaba judicialmente unos 100 millones de rubias al promotor de una gran superficie comercial en la periferia pamplonesa. Reclamaba tal cantidad en concepto de trabajosas gestiones habidas en su época senatorial -sin relación, claro está, con su actividad o militancia política- que colateral y casualmente -casualidades de la vida, nada más- comportaron encuentros tan gratos como el habido con algunos miembros del Gobierno de Navarra. Encuentros que, obviamente, ninguna relación tenían con el negocio. Bueno, alguna relación remota sí: de prosperar el negocio, se derivaría un evidente bien para Navarra, cosa que todos los navarros de bien habrían de celebrar y López Borderías triplemente, en su triple condición de senador, de hombre de negocios y de navarro de pro. El negocio que tan bien pintaba se torció y el decepcionado promotor mostró su renuencia a satisfacer los merecidos emolumentos de nuestro honorable -como senador-, irritado -como negociante- y entristecido -como navarro- político. Un juzgado acaba de compensarle por aquel mal trago y tamaño enredo con unos 75 millones de rubias de las de antes. Si algún simple y romo votante no lo entiende, será por incapacidad personal para disociar o simple falta de amplitud de miras. La buena noticia es que la naturaleza -la navarra, desde luego- supera al cine -italiano, por supuesto-.
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