lunes, 2 de febrero de 2009

En el nombre de El Padre


Jose Antonio Mancho

"Eres curioso y preguntón, oliscón y ventanero: ¿no te da vergüenza ser, hasta en los defectos, tan poco masculino? Sé varón..."

"Si queréis entregaros a Dios en el mundo, antes que sabios -ellas no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas- habéis de ser espirituales...".

(Camino , puntos 50 y 946, José Mª Escrivá de Balaguer)

E
N el nombre de El Padre, ésta parece ser la principal invocación de quienes defienden la concertación de un modelo educativo que segrega por sexo y, sí, discrimina. Basan principalmente su argumento en el derecho de los padres a la libre elección de centro docente para sus hijos, derecho que nadie ha puesto en cuestión aunque algunos consideremos que, ante el mismo, debieran prevalecer los derechos constitucionales a la educación (art. 27.1) y el de igualdad y no discriminación (art.14) o el deber de los poderes públicos de remover los obstáculos que impiden o dificultan la plena, real y efectiva igualdad de los individuos (art. 9.2 CE).

Uno de los principios fundamentales de la izquierda es, como todos conocen, la defensa de la libertad, pero entendiendo éste indisociable con el otro gran principio de igualdad; sin igualdad no existe posibilidad de libertad efectiva. Así lo entendemos en Izquierda Unida de Navarra y es ésta la causa que nos lleva a presentar una propuesta para la no concertación de centros educativos que segregan por sexo.

La financiación de las Administraciones, los dineros públicos, deben asegurar el cumplimiento de esos principios básicos y nosotros entendemos que desde donde mejor se garantizan es desde la educación pública en la que todos se someten a los mismos varemos de admisión sin condicionantes o sugerencias.

En el caso concreto que tratamos creo, además, que los colegios que segregan por sexo impiden esa esgrimida libertad de elección de centro docente. Obsérvese, por ejemplo, el hipotético caso de unos padres residentes en la Chantrea o en Burlada que comparten el ideario y los métodos del colegio Irabia pero resultan ser padres de niñas o el de aquellos que, compartiendo también ese ideario, vivan en la Rochapea, donde tiene su sede el colegio El Redín, y sean padres de un niño y una niña. En uno u otro supuesto verían esa supuesta libertad impedida o dificultada en el mejor de los casos, teniendo que afrontar, si pueden, gastos de transporte y trastornos para compaginar horarios. Sinceramente, estoy convencido de que la segregación no ha sido la característica mas valorada por los padres que han decidido escolarizar a sus hijos en esos centros.

Por otra parte, no albergo ninguna duda de que en los casos concretos que se dan en Navarra, los centro que ofertan educación diferenciada ejercen la discriminación. Explíqueseme en caso contrario por qué no sólo admiten exclusivamente alumnado de uno solo de los sexos sino, además, qué poderes sobrenaturales convergen para que dé la casualidad de que las plantillas docentes de los centros para niños sean en su totalidad masculinas y la del centro de niñas femenina.

En cualquier caso, conviene aclarar que el reconocimiento de libertades no tiene por qué implicar la financiación o subvención de su ejercicio. Así, por ejemplo, en nuestro país no está penado el consumo de drogas, es decir, se reconoce cierta libertad al respecto, lo que desde luego no implica el derecho de los consumidores ni la obligación de la Administración en cuanto a la subvención del ejercicio de esa libertad. Sé, soy consciente de que esta comparación parecerá exagerada y fuera de lugar y, sin embargo, viene al caso: el pasado 3 de enero DIARIO DE NOTICIAS publicaba en su última página que un profesor inglés aconseja el consumo de ciertas drogas en época de exámenes y lo hace aduciendo la mejora de los resultados académicos, algo que, como hacen quienes defienden la educación segregada, colocan como objeto supremo y casi único de la educación.

A este respecto, Izquierda Unida comparte y defiende el espíritu de nuestra Constitución que en su artículo 27.2 ordena: "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales".

Esta consideración, en cuanto a los fines principales de la educación, en nada impide que también nosotros, por supuesto, persigamos los mejores resultados académicos de todos. Pero resulta que la defensa de que eso se consiga mejor con una educación segregada por sexos no tiene ninguna base científica apoyándose sólo en meras estadísticas (que no analizan causas) realizadas en 2006, sobre un universo inadecuado y muy limitado en Londres, a las cuales podríamos enfrentar los pésimos resultados académicos, educativos, culturales y sociales que obtenía nuestro país en la España del franquismo en la que se impuso la segregación educativa. Y es que las variables que influyen en el rendimiento escolar son múltiples y se encuentran más allá que a un palmo bajo el ombligo.

Tampoco es válido el argumento de que en algunos países desarrollados (en otros no) se esté permitiendo o implantando el modelo segregador; cada uno sabrá qué objetivos prioritarios pretende y a qué valores sociales ha de responder. Por ejemplo, en Japón, una de las primeras potencias mundiales, existen y son aceptadas las escuelas de geishas y, sin embargo, estoy convencido, nadie en España, mucho menos quienes ofertan educación segregada, utilizaría ese argumento para apoyar que la Administración incluya y financie la prostitución como una de las opciones de la Formación Profesional reglada.

Y es que, seamos claros: la denominada educación diferenciada, especialmente aquí en Navarra, no tiene su fundamento en ninguno de los argumentos que esgrimen su defensores. Los tres centros educativos que segregan a su alumnado en función del sexo lo hacen desde sus inicios en los años 60, mucho antes de que se implantara en esos otros países y de que se realizaran las estadísticas en las que pretenden refugiarse. Su fundamento no se encuentra sino en el integrismo religioso y en el marcado carácter machista de José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, prelatura a la que pertenecen los centros referidos y a quien sus seguidores se refieren con uno de los nombres que la religión católica otorga a Dios: El Padre, así, en mayúsculas.

Publicado en Diario de Noticias el 2 de febrero de 2009

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