Juan Kruz Lakasta
A adquirir acciones de Iberdrola. A sufragar la manifestación por una Navarra foral y española. A pagar la sesgada exposición Navarra, un futuro entre todos y los honorarios de su comisario, Víctor Manuel Arbeloa. A subvencionar colegios ultracatólicos segregacionistas. A cualquiera de esos "fines de interés social" ha podido destinar el Gobierno de Navarra el dinero de los contribuyentes navarros que en sus declaraciones de la renta han elegido no financiar a la Iglesia católica. Según un informe del Defensor del Pueblo, el peculio de quienes marcan con una equis la casilla de "otros fines de interés social" no llega a las ONG. Pasa directamente a engrosar las arcas forales. Tremendo tocomocho tributario. Gracias a las peculiaridades del régimen fiscal de nuestra histórica comunidad autónoma de identidad propia y diferenciada, la Hacienda Foral se puede permitir este tipo de licencias. Si usted es un navarro de bien y quiere que su dinero vaya a parar a la Santa Madre Iglesia, marque con una cruz la casilla A. Si usted es un ateo malnacido y quiere que su dinero vaya a esas malditas ONG que se dedican a la conspiración judeomasonicarojoseparatista , marque con una equis la casilla B, y no le haremos ni puñetero caso. Es un auténtico escándalo. Traicionan la voluntad de la mayoría de los contribuyentes navarros, de los 214.000 ciudadanos que en el último ejercicio optamos por las ONG. Nos estafan. Nos ningunean. Y lo hacen con premeditación y alevosía, pues las ONG ya habían denunciado reiteradamente la situación antes de que el Defensor del Pueblo se pronunciase al respecto. Habrá quien piense que me estoy excediendo. Que no es para tanto. Pongamos que ocurre al revés, pongamos que en una comunidad autónoma gobernada por la izquierda, el dinero que no llega a su destino es el de la Iglesia. Basta repasar la prensa de los últimos meses para concluir que la jerarquía de la Iglesia católica pondría el grito en el cielo. Un grito que sería amplificado por la derecha mediática y política. Armarían la de Dios es Cristo. Y tendrían muchas menos razones para ello que nosotros, ya que, objetivamente, en un estado moderno y aconfensional, resulta cuando menos anómalo que una confesión religiosa pueda obtener financiación mediante la declaración de la renta. El problema es que en ésta nuestra Comunidad Foral tenemos un Gobierno poco moderno, nada aconfesional, bastante anómalo. Anómalo, entre otras cosas, porque gobierna a pesar de que los de la casilla B somos mayoría.
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