domingo, 15 de febrero de 2009

Me han hecho una ordenanza


Juan Kruz Lakasta

Coincido con el inverosímil pamplonés Fermín Huarte en el vermú, y me propone que mediante esta columna promueva la utilización de un nuevo dicho que desearía se incorporase al refranero de nuestra metrópoli foral, que se convirtiera en una expresión tan nuestra como "Metes más horas que el perro de Imenasa". El dicho en cuestión es "Me han hecho una ordenanza". Vendría a significar que te han hecho una gran faena, que te han hecho un hijo de madera. Pone ejemplos concretos. El trabajador de Koxka que se acaba de enterar de que la dirección de su empresa ha presentado el ERE. La anciana rochapeana que se dispone a subir a Pamplona y se encuentra con que, una vez más, los ascensores de Descalzos están estropeados. El cliente de una terraza de la plaza del Castillo al que le acaban de cobrar 4,5 euros por una caña. Todos ellos pueden decir aquello de "Me han hecho una ordenanza". No hace falta ser José María Iribarren para percatarse del porqué del dicho. El excelentísimo Ayuntamiento de Pamplona está convirtiendo el término ordenanza municipal en sinónimo de tremenda faena para los ciudadanos atañidos. Les pone un bonito nombre y las dota de un horrible contenido. La Ordenanza para la Convivencia Cívica no es más que una sarta de laxas normas que deja al albur del humor del alcalde o la alcaldesa de turno cercenar la libertad de expresión de los pamploneses. La Ordenanza de Tráfico ha acabado siendo un palo en la rueda de los ciclistas de la vieja Iruña. En ciudades de todo el mundo se apuesta por la movilidad sostenible obstaculizando el uso del automóvil, dando prioridad a peatones, bicicletas y transporte público. Aquí, al coche no se le toca un faro. Y a las bicis se les condena al destierro de las aceras, bien es cierto que respondiendo a una fuerte demanda social de lapidación para los ciclistas. Es flipante. En nuestra ciudad, los coches matan todos los años a varios peatones. Pero la opinión pública pamplonauta cree que el auténtico peligro para los viandantes son las bicis, y eso que el año pasado sólo produjeron tres accidentes con peatones, sin ningún herido grave. Así nos va. La gente cada vez usa más el coche. Cada vez hay más atascos. Si el lector es de los que ha pedido a gritos echar a los ciclistas de las aceras, le pido que haga dos cosas la próxima vez que esté atrapado en un embotellamiento. La primera, que reflexione sobre si ése es el tipo de movilidad sostenible que desea. La segunda, que para exteriorizar su enfado en vez de tocar la bocina grite "Me han hecho una ordenanza".

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