jueves, 30 de abril de 2009
Rasca y pica
me cuesta escribir. Las yemas de mis dedos resbalan sobre las teclas del ordenador. Están mojadas por las gruesas lágrimas que brotan de mis ojos redondas y pesadas, como las primeras gotas de una tormenta. Son lágrimas de emoción. No estoy seguro de si mis dedos resbalan o chapotean. De hecho, creo que en realidad están bailando, emulando la coreografía de Bailando bajo la lluvia , cual si mi mano derecha fuera Fred Astaire y la izquierda Ginger Rogers. Ginger hace claqué dando golpes sobre la s y la d . Y Fred se encarama a la tecla de Enter como si fuera una farola. Están eufóricos. Yo, también. Desde que me he enterado de que los bares de lo Viejo van a dar pinchos gratis la emoción me embarga. No me puedo controlar. Cuánto tiempo mirando las gratuitas tapas andaluzas, madrileñas, salmantinas con envidia. Cuántos años esperando esta noticia. Y por fin ha llegado. Se trata de una iniciativa de la Asociación de Comercio, Hostelería y Servicios del Casco Viejo. Al realizar cualquier compra en los comercios del barrio te regalarán una tarjeta para rascar. Y los premios serán pinchos y cenas gratis. Tremendo. Hasta ahora los hosteleros hacían frente a la pérdida de parroquianos -sí, ya sé, también a los gastos de personal, y de alquiler, y a los impuestos- subiendo los precios y ahuyentando así a más fieles. Parece que han visto la luz y se han dado cuenta de que el camino es otro. Espero que con esto de la crisis, no sea demasiado tarde y la resurrección sea posible. Desde la Asociación hablan de sinergia entre comercio y hostelería, de potenciar lo Viejo como zona privilegiada para compatibilizar compras y poteo. Me gusta ese discurso bajo el que subyace un concepto de ciudad compacta y viva. Me gusta cómo está trabajando esta asociación. En vez de ejercer -como otros- de palmeros del mandatario de turno, piden ayudas con firmeza -por ejemplo, a cuenta de la iluminación navideña- pero sin excesos, sin convertirse en un coro de plañideras. Ante la pasividad institucional adoptan iniciativas por su cuenta para atraer comercios potentes a los numerosos locales del barrio que han quedado vacíos. Esa labor hasta ahora oscura podría dar pronto sus frutos en lo referente a uno de los locales más emblemáticos de la zona. Y por si todo eso fuera poco, ahora hacen que los bares asociados regalen 12.000 pinchos. ¡12.000 pinchos! No puedo seguir escribiendo. Mis dedos saltan ahora sobre las teclas en plan mozo peña. Creo que si tuviesen boca gritarían "¡San Fermín! ¡San Fermín!".
Etiquetas: Economía, Juan Kruz Lakasta
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