sábado, 9 de mayo de 2009

Loca academia de policía foral

Juan Kruz Lakasta

la promoción de policías locales y forales de 2008 termina el curso en la Academia de Seguridad de Beriáin. Varios de los agentes que en adelante formarán parte de esas policías -en teoría- de proximidad sacan una camiseta de recuerdo, en la que aparece la silueta de un antidisturbios con la porra enhiesta dispuesto a repartir borra. Parece ser que a estos muchachos se les queda corta la policía de proximidad y prefieren la del cuerpo a cuerpo. Su vocación de servicio público es innegable: están deseando repartir galletas entre la ciudadanía. Esa flagrante inclinación a la violencia indiscriminada no es óbice ni cortapisa para que se licencien sin problemas. ¿Se trata de un hecho aislado? No. Varios miembros de la Policía Municipal de Pamplona, de esa policía -en teoría- de cara amable, se dedican a sacar camisetas en cuyo pecho se puede ver un perro bulldog enseñando amenazante los colmillos, mientras luce un casco antidisturbios adornado con el ajedrezado característico de la Policía Municipal, todo ello acompañado de la leyenda "PM Pamplona". Parece ser que más que en la policía de cara amable creen en la policía a cara de perro. También parece que están ansiosos por morder la mano que les alimenta, no -claro está- la del jefe de policía, concejal delegada o alcaldesa de turno, sino la del honrado pamplonés que paga sus impuestos y, por lo tanto, sus sueldos. Todos los sindicatos del cuerpo menos Afapna han pedido que se prohíban esas camisetas. La concejal delegada de Seguridad, Ana Elizalde, no lo ha hecho, aduciendo que pertenecen al ámbito privado de los agentes y que no hacen un mal uso del nombre del cuerpo porque las siglas PM pueden querer decir cualquier cosa. Como por ejemplo -esto ya es mío- Policía Montada del Canadá. Dicen que la policía no es tonta. La concejala debería saber que la ciudadanía, tampoco. Resulta evidente que desde el gobierno municipal regionalista se consienten y amparan estos actos de apología de la violencia porque casan bien con su modelo de policía, en palabras del concejal socialista Eduardo Vall -poco sospechoso de radical antisistema-, "sancionador y represivo". Un modelo impuesto por un ex militar a quien le gusta rodearse de este tipo de bravos agentes, y que continúa en su cargo de jefe de Policía Municipal a pesar de que el 21 de diciembre de 2007 el pleno del Ayuntamiento de esta gloriosa ciudad exigió su destitución. El inverosímil pamplonés Fermín Huarte lo tiene claro: "Si lo que quieren es trabajar poco y repartir hostias, que se metan a curas y nos dejen en paz".

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