Juan Kruz Lakasta
Jueves, 23 de abril. Nuestra primera edila visita por la mañana temprano la Feria del Libro en la vieja estación de autobuses. Saluda personalmente a los libreros. El de la librería La hormiga atómica liburuak , con ademán cordial, le da un díptico que parece reproducir la portada y contraportada de un libro de próxima aparición. La alcaldesa lo ojea. Título: Das Kapital . Subtítulo: "...europea de la cultura 2016". Antetítulo: "Todo sobre el mundialmente famoso Efecto Pamplona". Autores: "El célebre humorista Karl Marx y el reputado economista y politólogo Groucho Marx". Avales de la crítica: The New York Times : "Marx attacks!", J.I. Del Musgo, presidente de la Fundación Navarra es Navarra: "Hoy, Pamplona; mañana, el mundo". Fragmentos de la sinopsis promocional: "Un efecto recorre Europa (...). Es la mayor revolución económica desde la invención del papel moneda (...). ¿Por qué entender la cultura como un hecho improductivo, un sumidero de presupuesto público, pudiendo convertirla en puro beneficio? (...). Hay que suprimir las infraestructuras de la cultura improductiva y obsoleta. Adiós a bibliotecas, teatros y cines. (...) Desaparecen los creadores y el público. En su lugar surge la figura del consumidor rentable de cultura en serie (...). La revelación del Efecto Pamplona es que la economía y la cultura deben regirse por unas mismas directrices: privatización total de inversiones, mínimo coste, control estricto de los procesos y máximo beneficio". Como era de esperar, nuestra primera edila tuerce el gesto. Una de sus acompañantes le recrimina su actitud al animado librero y le acusa de falta de honestidad por haber criticado al Ayuntamiento en la feria sin avisar previamente. Interviene la alcaldesa. Dice que la crítica es lícita y que hay que respetar la libertad de expresión. Se queda charlando amigablemente con el joven. Entre otras cosas, le dice que le da pena que Pamplona sea la única ciudad de entre todas las candidatas a la capitalidad cultural europea en la que se publican este tipo de panfletos. Evidentemente, estoy de acuerdo con el ingenioso contenido del vistoso pasquín. No obstante, no puedo sino aplaudir la actitud dialogante mostrada en esta ocasión por nuestra primera edila. No todo van a ser críticas. Otra reflexión en torno al curioso sucedido: si la alcaldesa actuara en más ocasiones de esta manera, si escuchara las críticas, si dialogara con quienes las realizan, si al diseñar su política cultural tuviese en cuenta la opinión de los agentes culturales, muy probablemente Pamplona no sería la única ciudad candidata en la que aparecen este tipo de dípticos.
Publicado en Diario de Noticias
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