Aingeru Epaltza
pasarán de la docena los cohetes de fiestas lanzados este verano en Navarra por ediles de la izquierda abertzale, pero sólo el de Berriozar ha otorgado un protagonismo especial a los ilegalizados. Hasta el más bobo sabe ya que eso no hubiera ocurrido de no mediar el alucinante circo mediático y político que ha hecho del comienzo de fiestas de la humilde localidad berriozartarra noticia de primera plana. Dicen que este verano, con cada nueva -y pésima- noticia económica, Zapatero llamaba a Patxi López para que fuera la Ertzaintza y las fotos de los presos de ETA las que coparan las primeras páginas del día siguiente.
En nuestras mugas, Sanz, Jiménez, Catalán y compañía se ocupaban del chupinazo de Berriozar cuando la actualidad informativa hablaba de tasas de paro, mileurismo galopante o caída del PIB foral. Ayer, nuestro presidente anunciaba a bombo y platillo un pacto político y social, para "achicar los espacios de impunidad de los terroristas". Qué malas tienen que ser las previsiones económicas para los próximos meses y qué inútiles las medidas que al respecto está tomando el Gobierno de UPN con el apoyo del PSN. Pero esta mina no sólo está siendo explotada para tapar sus vergüenzas en la nefasta gestión de la crisis. Sanz ayer dejaba claro que el objetivo del fantasmagórico pacto es la marginalización de todo lo que no comulgue con la Navarra oficial.
No es, pues, la izquierda abertzale el enemigo a batir, sino IU y, sobre todo, Nafarroa Bai. Esta formación política resucitará hoy después de un letargo vacacional en el que sólo sus partidos han dado señales de vida, no siempre inteligente. El anuncio de Sanz es claro, le van a llover bofetadas. ¿Tiene hoy en día la coalición la solidez suficiente para aguantarlas? Mucho van a tener que cambiar sus principales socios si quieren llegar a las elecciones del 2011 con algo más que una jaula de grillos en alocada y permanente competencia entre ellos mismos.
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