En unos momentos en los que la mayoría de las administraciones se quejan de que, debido a la crisis económica, su recaudación ha bajado y tienen serios problemas para hacer frente a sus obligaciones, el Ayuntamiento de Iruñea ha demostrado que tiene dinero de sobra para tirarlo por ahí.
De hecho, se van a gastar más de 35.000 euros en organizar las fiestas de San Fermín Txikito. A algunos esta cantidad les puede parecer mucho y a otros poco. Pero seguro que todos coinciden en calificar la partida de despilfarro cuando se enteren de que estas fiestas tradicionalmente han sido organizadas por los vecinos de Alde Zaharra gracias a los recursos que ellos mismos generan. Porque de cobrar las subvenciones que les corresponderían ya hace tiempo que ni hablamos.
Yolanda Barcina, en esta ocasión con el apoyo del PSN, ha demostrado que cuando se trata de ahogar la iniciativa popular y la autogestión festiva no hay crisis que valga. Si hay que gastarse 35.000 euros, se gastan. Y si son necesarios 350.000, también. Si es preciso ya se sacarán los fondos de partidas sociales, que en esta ciudad lo importante es no dejar que los vecinos se lo pasen bien como ellos quieran. A cualquiera que le digan que el Ayuntamiento de Iruñea se va a gastar 8.120 euros en hinchables y toricos de fuego sólo para demostrar quién manda en la ciudad, porque el programa popular ya los incluía sin coste para las arcas municipales, no entenderá nada. Y es que la gestión de Barcina es así de compleja.
Tan compleja como la argumentación de que como no se necesitan fondos para financiar las fiestas populares, tampoco hace falta poner una txosna. Tras esa profunda reflexión, prohibición al canto, que además, según el Ayuntamiento, la txosna va en contra de los hosteleros del barrio. De esos mismos hosteleros que tradicionalmente apoyan a la comisión popular de fiestas y que si ahora se quejan de algo es de que las obras de urbanización de Nabarreria duran ya demasiado tiempo y que el Ayuntamiento quiere estropearnos las fiestas. Eso sí, con nuestro dinero. Sólo falta Manolo Escobar.
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