viernes, 22 de mayo de 2009

Pastel de lengua de alondra


Javier Eder

dicen que Roma se precipitó de manera irreversible en la decadencia el día que un Ferran Adrià dos mil años anterior a Adrià fue invitado por los senadores a exhibirse en una degustación oficial, en el curso de la que se sirvieron manjares tan hiperminimalistas, deconstructivos y vanguardistas como el pastel de lengua de alondra, exquisitez suprema que dejó mecido en orgiásticos ensueños al mismísimo emperador. Es de suponer que eso ocurriría en los poco edificantes tiempos de Cómodo, Caracala o Nerón. Así que Roma, como imperio y como civilización, iba cuesta abajo y sin frenos. Sería, pues, en aquellos tiempos en los que, si un acaudalado patricio romano pegaba una patada en la piedra de una calzada cualquiera, le salían tres cocineros con estrella en la guía Michelin para ofrecerle jabalí relleno de tordos en salsa de arándanos, lomo de lubina cebada con higos chumbos o solomillo de lirón al vapor con esencia de castañas. Sin embargo, en aquellos decadentes tiempos las cosas no habían degenerado lo bastante como para que alguien saliese a la palestra pública y afirmase, como se hace hoy en los periódicos, radio y televisión, que los Ferran Adrià de entonces -todos ellos anónimos- eran a su época lo que Picasso sería a la suya. Ni siquiera el "creador" del pastel de lengua de alondra sería considerado en Roma un artista. De hecho, tendrían que pasar unos cuantos siglos hasta que surgiese la idea, tan moderna, del artista como figura trascendente e idealista, tal como la encarnara Picasso, entre los últimos en hacerlo. Muertas las vanguardias del siglo XX, la pista del arte como idea trascendente se pierde en los discursos filosóficos de la decadencia, donde un Adrià nada idealista pesca términos como "deconstrucción", que dejan en éxtasis a nuestros senadores mientras degustan su pastel de lengua de alondra y mientras la televisión habla no ya de un artista de los pucheros, sino del nuevo Picasso, la nueva vanguardia y el arte más allá o después del arte.

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