viernes, 22 de mayo de 2009

Cuando te duele, chillas


Juan Kruz Lakasta

en España hay ya más de cuatro millones de parados. Los ERE son el pan nuestro de cada día y los gobiernos los aceptan sin oponer objeción alguna. La caída del PIB en España es similar a la del resto de países de la Unión Europea, pero la destrucción de empleo es muchísimo mayor. Uno de cada cuatro nuevos parados de la UE es español. Los trabajadores son los paganos de la crisis generada por la avaricia ilimitada de otros. En esta tesitura, el Gobierno central ha puesto a disposición de la banca 230.000 millones de euros, con un interés cercano al 3%. Los bancos y cajas lo están prestando a más del 8%. Usura en tiempos de crisis a cuenta del dinero de todos. Fondos públicos para unos de los culpables de la debacle económica sin ningún tipo de contraprestación, exigencia, control. Ayudas para la compra de coches. Recortes a futuro en las exenciones fiscales por la adquisición de vivienda que buscan reavivar el mercado inmobiliario a corto plazo. No refundan el capitalismo, lo parchean chapuceramente. Neoliberalismo recauchutado. Evidentemente, el que en esta coyuntura los sindicatos CCOO y UGT no convoquen una huelga general obedece única y exclusivamente a razones sindicales ligadas a la defensa de los intereses de los trabajadores. No tiene nada que ver con quién gobierna, cómo concierta, qué reparte. Y una mierda -perdón por la ordinariez, pero me ha salido de las entrañas... como es natural, tratándose de heces-. Si la decisión de convocar huelga era política, la de no convocarla lo era todavía más. Hubiera preferido una huelga general menos centrada en la situación de la CAV y más preocupada con los trabajadores más desfavorecidos, los grandes olvidados del sindicalismo actual: inmigrantes sin papeles, asalariadas sin contrato, autónomos. Hubiera preferido una huelga general basada en la unidad sindical, tan difícil de conseguir en Navarra habida cuenta de que UGT y CCOO son conniventes con -y desvergonzados beneficiarios económicos de- la exclusión sistemática que el Gobierno foral perpetra con los sindicatos convocantes dela huelga -representantes del 40% de los trabajadores navarros-. Hubiera preferido una huelga general mayoritaria y efectiva. Pero aun sabiendo que no lo era, hice huelga. Que nadie diga que no tenía sentido. Cuando estás triste, lloras. Cuando te duele, chillas. Y cuando las cosas para los trabajadores están tan jodidas como están ahora, vas a la huelga general.

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