Como se dice en el argot estudiantil, que tan bien conoces, te toca hincar los codos. Porque una cosa es ser alcaldesa de Iruña y otra ser la Presidenta de Navarra, aunque esto está por ver. Imagino que cuando accediste a la alcaldía metiste muchas horas para aprender qué era eso del Voto de las cinco llagas o cuándo llegó el agua a la capital, que San Fermín no era patrono de Pamplona como creías, que no es lo mismo un cabezudo que un kiliki como también creías, que el Privilegio de la Unión no era algo prohibido por el Opus y que San Saturnino era algo más que Don Saturnino de la calle Navarro Villoslada. Supongo que en tu mesilla no faltaban las obras completas de José Joaquín Arazuri que leías con prisas. Te tuvieron que contar que por el paseo de Sarasate pasó el tranvía, que Paulina Fernández - la churrera - era más popular que el Conde de Rodezno o que la Mariblanca no era una vecina distinguida; aunque supongo que todavía no sabes quiénes fueron Pantierno, Hojalata, Maxi la cutera, Uve o Eliseo, ni dónde se ubicaba la Casa de Socorro, ni el gori que se armó cuando se fue a construir el Hotel Tres Reyes, ni lo que supusieron a la mojigata Pamplona los Encuentros de 1972, ni el significado de par por San Gregorio, non por San Antón porque nunca has estado recibiendo al Ángel.
Ahora la cosa se complica. No es lo mismo la capital que el reino. Ahora puede que te sea más fácil el patinazo. Ya puedes esmerarte, Yolanda, porque te espera mucho por aprender lo que no sabes. Pero no es tu culpa, no lo mamaste. ¿A quiénes llamamos sopicones? ¿Quién era el Sr. Tomás? ¿El Monasterio de Tulebras tiene museo? ¿Qué diferencia una robada grande de una pequeña? ¿Qué se disputan Arellano y Villatuerta? ¿De qué Ayuntamiento es la localidad de Alli? ¿Burguete pertenece a la Merindad de Sangüesa o a la de Aoiz? Por cierto, ¿quién se cepilló las Merindades?
Pero podría haber sido peor. No tienes ni que decir que vas a estudiar euskera -como dijo el anterior arzobispo, de infausto recuerdo -: ni los tuyos ni los otros quieren que lo intentes. ¿Ves cómo la cosa se suaviza? Ni tienes por qué perder tiempo en saber cuándo se celebra el Baztandarren Biltzarra porque nunca irás, ni verás los abetos de Leitzalarrea, ni sabrás si se cultivan kiwis en Navarra, ni probarás un queso con cuajo natural si no te lo sirven en el Alhambra o en el Josetxo. No tienes que aprender a bailar el Baile de la Era ni estremecerte ante el lema Pro libertate patria gens libera state , ni nunca irás de romería a San Quirico como nunca hubieses participado en la Gamazada. Pero no te inquietes. No te hace falta perder tu precioso tiempo en una buena parte de Navarra; no te interesa, no te sería rentable. Yolanda, dedícate sólo a la otra Navarra, la que te interesa, la que visitarías, a los ayuntamientos que te pondrían el pañuelico en fiestas, a los pueblos en los que cortarías cintas de inauguraciones. Entérate de cómo se hace un buen calderete, apréndete alguna jota - no sé voz, pero pico tienes un rato - y no te preocupes si no te gusta el talo ni si tu garganta es incapaz de emitir un irrintzi.
Llevas mucho tiempo encerrada en las murallas de Pamplona; en realidad, no has salido a extramuros. Te queda mucho por aprender. ¡Aplícate, Yolanda!
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