Juan Kruz Lakasta
Cielo totalmente despejado y 23 grados centígrados. Tardes como la de ayer en Pamplona salen entre una y ninguna en todo el año. Y yo la pasé delante del ordenador, siguiendo por Internet el debate sobre el estado de la ciudad. Terrible. Por eso cuando Maite Esporrín nada más comenzar su intervención saludó "a quienes siguen el pleno por la red" -esto es, un servidor, porque no creo que hubiese ningún otro masoca al otro lado de la cámara web- se me ganó. Así es que mi crónica de la sesión será algo subjetiva. Comienzo: Esporrín fue la mejor. Estuvo sembrada. Explicó que la primera edila había "dibujado una Pamplona feliz", argumentando, entre otras cosas, que la convivencia entre los ciudadanos pamploneses había mejorado gracias a su actuación. Le espetó a la alcaldesa que si piensa que el buen ambiente en nuestra ciudad comenzó cuando ella llegó a la alcaldía "no sabe de qué va la historia", y que de haber habido alguna variación bajo su mandato ha sido para peor. Prosiguió denunciando la "siniestra" manera de actuar del gobierno municipal de UPN, que "burla" una y otra vez las decisiones del pleno y por lo tanto de la mayoría de la ciudadanía, en cuestiones tan importantes como el nombre de la plaza Conde de Rodezno o la jefatura de la Policía Municipal. En torno a esa última cuestión, explicó que el grupo municipal socialista había solicitado información detallada sobre las horas extra que realizan los agentes, que los mandatarios regionalistas habían retenido hasta anteayer esa información y que al final la habían facilitado incompleta. Lo cual, siempre según Esporrín, denota que los gobernantes de UPN en vez de pensar que pertenecen a esta ciudad piensan que la ciudad les pertenece, de ahí su "prepotencia" y su utilización "personal y partidaria" del Ayuntamiento. Lo dicho: demoledora. Sólo le pongo un pequeño pero: al final anunció que a pesar de los pesares seguirán trabajando "en positivo" en el Ayuntamiento, o lo que es lo mismo, que seguirán manteniendo a la siniestra, burlona, prepotente y partidaria Yolanda Barcina en la alcaldía. Una pena. Para eso Esporrín podría haber sido más breve en su intervención principal de ayer en el debate sobre el estado de la ciudad. Hubiera bastado con un "¿La ciudad? Bien, gracias".
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