Juan Kruz Lakasta
Ayer se podía leer en este periódico que varios colectivos ciudadanos han propuesto rebautizar la plaza Conde de Rodezno como plaza de la Fuga del Fuerte, en memoria de los presos republicanos que protagonizaron en el monte Ezkaba la mayor evasión de las prisiones franquistas. Desde la carcunda política y mediática foral se responde a este tipo de propuestas de restitución de la memoria, el honor y el reconocimiento de los represaliados de la dictadura argumentando que son cuestiones del pasado que ya no interesan a nadie. Yo me enteré de esta última algo antes de que fuera publicada en prensa, concretamente el pasado sábado, en el alto situado entre Vidángoz e Igal, en el homenaje a los esclavos del franquismo obligados a construir la carretera que une ambas localidades pirenaicas. Era la sexta edición de este emotivo acto en el que los principales protagonistas son los propios homenajeados, los supervivientes de aquel horror de frío, hambre, piojos y palos. Se les ofrece el micrófono y ellos dicen lo que les viene en gana. Algunos rememoran aquella tremenda experiencia. Otros hacen una lectura política de aquel pasado y este presente. Todos dicen alto y claro lo que durante 70 años han callado por miedo. Y se emocionan. Y emocionan. He tenido la suerte de presentar el acto en sus seis ediciones. Y en todas ellas, al acabar, varios de los homenajeados me han dado las gracias por regalarles los días más felices de su vida. El mérito no es mío. Yo sólo presento. El trabajo de organización, ingente, corre a cargo de las gentes del colectivo Memoriaren Bideak. Pueden estar satisfechos. Los ojos húmedos de felicidad, las voces quebradas por la emoción de estos nonagenarios y sus familiares son la prueba viviente de que éstas no son cuestiones superadas. Más que un problema de memoria histórica -que también- es un problema de deuda histórica. Existe una deuda moral, política, democrática con estas personas a las que hicieron pasar las de Caín por su compromiso con la libertad. Urge saldarla cuanto antes por razones biológicas evidentes. Quienes dicen que son cuestiones del pasado que a nadie interesan mienten interesadamente. Sus bochornosos intereses quedan en evidencia cuando intentan borrar la memoria de las víctimas a golpe de piqueta en el Fuerte de San Cristóbal y mantener la memoria de los victimarios mediante peregrinas maniobras en la plaza Conde de Rodezno. Les interesa mantener oculta la memoria de los vencidos. Les interesa mantener limpia la memoria de los vencedores. Queda meridianamente claro con quién se identifican.
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