Albert Einstein afirmó: «Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro». De haber conocido a nuestra clase política, seguro que Einstein hubiera citado otro elemento más: la cara dura.
Hace menos de un año el FMI predijo que el PIB español crecería un 1,2% en 2009. El superministro Solbes negó entonces la existencia de la crisis y afirmó que se trataba, sin más, de una «desaceleración». Poco después, la misma fuente predijo un decrecimiento del 0,2% para el primer semestre de 2009 y que durante el segundo llegaría la recuperación. Solbes afirmó entonces desvergonzadamente que la crisis serviría para «sanear la economía».
Las previsiones del FMI para la economía española han ido siempre a peor en el último año. A primeros de 2009 habló de un decrecimiento del 2%; en abril, de un 3%; en julio de un 4%. El Estado español es el único entre los desarrollados a quien sigue sin otorgar mejora alguna en sus previsiones. Se anuncia un retroceso del 0,8% para el año próximo. A pesar de ello, la ministra de Economía y Hacienda afirma que «vamos mejorando». Mejorando, ¿qué?
En Nafarroa, nuestro Solbes foral y consejero de Economía y Hacienda, Alvaro Miranda, presentó en enero las previsiones para 2009. Lo que afirmó no tuvo desperdicio. Tras señalar que «todavía (¡!) no se puede hablar de recesión en España», afirmó que «para 2009 se prevé en Navarra un crecimiento negativo del 1,1%, entre 5 y 9 décimas mejor que lo que se espera para el conjunto de España» y que «a partir de la segunda mitad se iniciará la senda de la recuperación... que podrá conducir a crecimientos positivos en 2010». Y concluyó diciendo que el paro llegaría al 10,5% en 2009. Se equivocó en todo.
Según la Encuesta de Población Activa, Nafarroa ha sido durante el segundo trimestre de 2009 la Comunidad donde más ha crecido el paro -seis veces más que la media estatal-, llegando a alcanzar nuestra tasa el 12,33%, y afectando a 38.300 personas. En julio, mientras el paro descendía algo en el conjunto estatal, aquí seguía creciendo. Por su lado, la Caja Laboral ha anunciado una caída del PIB navarro del 3,8% y un desempleo del 13,7% para fin de año. El Instituto Nacional de Estadística, por su parte, ha afirmado que somos la comunidad donde menos han subido los sueldos desde 2002 y la que ha tenido -junio 2009- el mayor descenso en su producción industrial (-27,6%) en el último año. Miranda no da una, pero no importa: el no cobra por eso.
Mientras todo esto sucedía, nuestro pozo de ciencia económica foral ha presentado en junio el libro «Navarra, Spain, Innovating People», mediante el cual el Gobierno quiere proyectar al exterior la imagen de Nafarroa. Contiene «33 píldoras informativas y fotografías de la comunidad foral» y su dvd se traducirá al inglés, francés alemán y chino. Tras su presentación, Miranda, Sanz y Barcina viajaron a Bruselas a promocionar la ocurrencia y los cronistas oficiales del reino -pesebre obliga- glosaron el éxito de la misma.
En Nafarroa más de diez mil familias carecen de ingreso salarial alguno y una de cada tres personas paradas no recibe ninguna prestación económica. Conforme se mantiene el nivel de paro crece también el número de personas a quienes se agota ese subsidio y comienzan a «vivir» de las ayudas públicas. El total presupuestado en 2009 para las familias sin recursos ha sido de ocho millones de euros. Una burla comparada con la supresión del impuesto del Patrimonio, que ha regalado 60 millones a los mayores ricachones de Nafarroa.
Y mientras se acumulan los datos negativos comentados, que contradicen las falsas e interesadas previsiones de Alvaro Miranda, la prensa nos habla de la tournée de fiestas, lunches, vaquillas y procesiones a las que acuden este verano los consejeros del Gobierno -cenas de 400 euros incluidas-, que lo cortés no quita lo valiente y hay muchas maneras de servir a Nafarroa.
No somos Einstein de la economía ni adivinos del futuro. No sabemos por tanto, con certeza, qué va a pasar los próximos meses y años. Pero sí sabemos que todo lo que nos han repetido este último año ha sido falso. «Lo peor ya ha pasado; el futuro será mejor», nos han dicho. Sin embargo, los datos evidencian que, o son unos ignorantes, o mienten... o ambas cosas a la vez, que es lo más probable. Los gobiernos sólo miman a las multinacionales (automóvil...), la banca y las constructoras. Para ellos, decenas y cientos de miles de millones de euros. Para la gente de abajo, a lo más, limosnas.
La patronal y las finanzas, causantes únicas de la crisis que padecemos, no disimulan sus intenciones: contención salarial, ajuste de plantillas, mayor flexibilidad laboral, garantías para sus inversiones, cemento a espuertas, sobreexplotación de la inmigración, reducción de la cuota empresarial, recorte de los presupuestos, privatización de servicios públicos.... No se cortan un pelo, pero al menos son sinceros, y en eso se diferencias de nuestros gobernantes.
No, no es verdad que las cosas vayan a mejorar... al menos para la gente de abajo. Banqueros, empresarios, cementeros y gobernantes a su servicio trabajan para que la salida a la crisis les sea lo más favorable posible. Dejar la solución a ésta en sus manos es apostar por perder. Conseguir que las cosas vayan bien para los de abajo sólo es posible haciendo que vayan peor para los de arriba. Repartir el trabajo y la riqueza, ésa es la única solución razonable y justa: democratizar la economía, democratizar la sociedad. Algo que reivindicó la huelga general del 21 de mayo. Ése es el camino a seguir.
«Mentiras y roscones, cuanto más grandes mejores», dice el refrán castellano. Goebbels, por su lado, añadió aquello de que «una mentira repetida mil veces se convierte en verdad». Ambas frases figuran con letras de oro en el libro de estilo de nuestros gobernantes. Por eso no hay que creerles. Mienten como bellacos. Son de esos que solamente se sonrojan cuando dicen la verdad.
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