sábado, 31 de enero de 2009

No se qué hacer contigo


Juan Kruz Lakasta

No sé si estoy en lo cierto. Lo cierto es que estoy aquí. Otros por menos han muerto. No pienses que... estoy copiando. No voy a seguir fusilando versos hasta acabar la columna, en plan Enrique Bunbury, ese hombre delgado que no flaqueará jamás. O al estilo del Departamento de Turismo del Gobierno de Navarra, con su campaña Maneras de vivir , basada en la canción homónima del grupo Leño de la cual están sacadas esas frases. A mí Leño me encanta y ese tema me parece un auténtico himno. Pero puestos a homenajear grupos de rock de esa generación en un eslogan turístico del Gobierno foral, me hubiese parecido más adecuado revisitar la discografía de Barricada, que para eso son de la tierra. Tienen títulos ciertamente apropiados. Por ejemplo, No sé qué hacer contigo sería una consigna sincera donde las haya para una campaña de las características de ésta. Porque que en pleno siglo XXI, en el año 2009, las tres piedras angulares del pabellón de Navarra en la feria de turismo Fitur -donde se ha presentado el lema de marras- sean el encierro virtual, el vallado del encierro real y la figura de Ernest Hemingway denota precisamente eso, que no saben qué hacer con los turistas. El otro día leí un interesante manifiesto del grupo artístico pamplonés CIA (Colectivo de Información y Agitación). Denunciaba que la política cultural del Gobierno foral huele a muerto, pues todas sus grandes campañas giran en torno a efemérides de finados: Hemingway, Gayarre, Sarasate, Sabicas, Lanas... Año nuevo, muerto nuevo, decían los de CIA. El vivo al hoyo y el muerto al bollo, añado yo. El arte vivo es crítico por naturaleza. Los muertos son mucho más cómodos. Viva la cultura muerta. Con el turismo no andan mucho más vivos. Tiran de difuntos como Hemingway y de tópicos que apestan a formol sobre la espontaneidad de unas fiestas que ellos mismos laminan año tras año. La apuesta es "desestacionalizar los Sanfermines". Sanfermines todo el año. Todo es blanco y rojo. No hay más colores, nada de riqueza natural, contrastes paisajísticos, turismo rural, cultura. Ni tecnología punta. El simulador del encierro parece de los tiempos del propio Hemingway. En la era del 3D, el invento consta de una cinta andadora -que no corredora- y de una televisión en la que proyectan imágenes de un juego que parece sacado del Spectrum. Eso sí, hay que reconocer que el simulador ha aparecido en todas las televisiones. Así es que, como cantaba aquél, no sé si estoy en lo cierto. Lo cierto es que estoy aquí. Otros por menos han muerto. Maneras de vivir.

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